Título: “En el nombre que es sobre todo nombre”
Un solo Mediador “Cristo Jesús”
“Haya, pues, en vosotros este
sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no
estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí
mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la
condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la
muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y
le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se
doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de
la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de
Dios Padre”.
Filipenses 2:5-11
Texto clave:
"Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho,
hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio
de él".
Colosenses 3:17
Mis amados hermanos, la Biblia nos recuerda una verdad esencial: todo lo que hagamos,
incluso nuestras oraciones, debe hacerse en el nombre del Señor Jesús. No es en
el nombre de un profeta, de un ángel, ni siquiera del Espíritu Santo que se nos
ha autorizado a pedir. Es en el nombre de Cristo, quien es el único mediador
entre Dios y los hombres (1 Timoteo 2:5).
Jesús mismo enseñó:
"Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo
haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo".
Juan
14:13
Esto no es una fórmula mágica, sino una declaración de
autoridad. Pedir en su nombre significa reconocer su señorío, su sacrificio, y
su función como intercesor. No es en nuestro mérito, sino en el de Él. No es
por emoción, sino por fe obediente.
Orar en otro nombre distinto al de Jesús no solo es erróneo,
sino que carece de respaldo bíblico. El Espíritu Santo intercede con gemidos
indecibles (Romanos 8:26), pero no es el destinatario de nuestras
oraciones ni quien las autoriza: es Cristo quien las presenta al Padre.