Ilustración bíblica: “Pedazos de mí”
Imagina una vasija de barro que ha sido quebrada. Sus fragmentos están esparcidos por el suelo. Así se siente muchas veces el corazón humano: roto por el pecado, la culpa, el rechazo, la pérdida, el fracaso… “He dado tanto, y ahora solo quedan pedazos de mí.”
Pero en manos del Alfarero divino, esos pedazos no se desechan. Dios no busca vasos perfectos, sino corazones dispuestos. Él junta cada pedazo y los une con Su gracia. Y donde antes había grietas, ahora hay testimonio de redención.
Dios no rehace para borrar el pasado, sino para darle propósito. Esos pedazos son parte de tu historia… pero ahora están sostenidos por su poder.
Versículo de apoyo:
Isaías 64:8
“Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro Padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros”.
Conclusion: