Dios les bendiga grandemente
Mirilla
Bíblica
2Timoteo 3:1 También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos.
2Timoteo 3:2 Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos,
2Timoteo 3:3 sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno,
2Timoteo 3:4 traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios,
2Timoteo 3:5 que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita.
2Timoteo 3:6 Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias.
2Timoteo 3:7 Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad.
Mis amados
hermanos, días atrás un hermano me comentaba sobre el término "narcisista"
no se menciona directamente en la Biblia, ya que es un concepto más reciente.
Sin embargo, el comportamiento narcisista caracterizado por el egoísmo, la
arrogancia y la falta de empatía puede verse reflejado en ciertos pasajes donde
se advierte contra la autosuficiencia, el orgullo y el amor excesivo hacia uno
mismo.
Un ejemplo
bíblico que puede relacionarse con el narcisismo está en
2 Timoteo
3:1-2. En este pasaje, Pablo describe los "tiempos difíciles" y
menciona varios rasgos de las personas que se apartan de Dios
:
“Pero debes
saber esto: que en los últimos días vendrán tiempos difíciles. Porque los
hombres serán amadores de sí mismos, avaros, jactanciosos, soberbios...”
La frase en
griego para "amadores de sí mismos" es philautoi (φίλαυτοι),
que combina philos ("amor") y autos ("a
sí mismo"). Este término se refiere a aquellos que están obsesionados
consigo mismos, lo que en nuestro contexto moderno se asocia con el narcisismo.
Pablo describe a las personas que están más centradas en sus propios deseos y
ego, con un amor desmedido hacia ellos mismos que les impide actuar con
humildad o compasión hacia los demás.
En este
contexto, el término philautoi señala el peligro de un amor excesivo
hacia uno mismo, que termina aislando a la persona de la verdadera comunión con
los demás y con Dios.
El hombre
narcisista o "amador de sí mismo," como lo describe
2 Timoteo
3:1-7, vive en una prisión construida por su propia obsesión con la
grandeza, atrapado en un ciclo de egoísmo que lo desconecta de la verdad y del
amor genuino. Esta inclinación hacia la autosuficiencia y la vanagloria lo
lleva a verse a sí mismo como el centro de todo, incapaz de reconocer que la
vida verdadera no gira en torno a él. Vive lleno de apariencia pero vacío de
sustancia, buscando impresionar y dominar en lugar de comprender y servir. Esta
actitud lo lleva a caer en actitudes de arrogancia, ingratitud y avaricia,
siempre buscando su propio beneficio sin importarle el daño que pueda causar.
Sin percatarse, se aísla cada vez más de la comunión con Dios y de las
relaciones auténticas, encadenado a su propio reflejo, adorando una imagen de
sí mismo que nunca lo llena.
La
advertencia en
2 Timoteo
3:1-7 también expone cómo el hombre narcisista suele vivir
"aparentando
piedad, pero negando su poder" (v.5). Conoce las palabras
correctas, puede mostrar externamente señales de religiosidad, pero en su
interior permanece vacío de una verdadera transformación. Al vivir centrado en
sí mismo, pierde la capacidad de aprender y recibir la verdad;
"siempre
está aprendiendo, pero nunca puede llegar al conocimiento de la verdad"
(v.7). Su orgullo y autoengaño lo encierran en una búsqueda interminable
de satisfacción personal que nunca logra colmar. Esta es una vida de engaño
profundo, donde su obsesión consigo mismo le impide ver que el verdadero poder
de la vida espiritual está en la entrega, en la humildad y en la dependencia de
Dios.
El hombre
narcisista o "amador de sí mismo," como se describe en
2 Timoteo
3:1-2, vive atrapado en su propio reflejo, buscando constantemente
afirmación y admiración para sostener un sentido de valía basado en su propia
imagen. Esta búsqueda incesante de autosatisfacción lo consume, llevándolo a
anteponer sus deseos y opiniones a cualquier otro valor o necesidad. En su
mente, la empatía y el servicio hacia los demás se ven como debilidades, y el
amor verdadero se reemplaza por un interés superficial en el que él siempre es
el centro. Al poner su identidad y propósito en un amor egoísta, termina
construyendo una vida hueca y frágil, donde el mínimo contratiempo
desestabiliza su identidad porque no encuentra en sí mismo una base sólida,
sino solo apariencias.
Este amor
propio excesivo, tan destructivo, lo desconecta de la posibilidad de una vida
en verdadera comunidad y en humildad ante Dios. Sin darse cuenta, el hombre
narcisista se convierte en prisionero de su propia vanidad, y esta esclavitud
lo impide de experimentar el amor genuino y el consuelo que ofrece la relación
sincera con los demás y con Dios. La Escritura nos alerta sobre esta actitud,
pues lleva a un vacío profundo, una vida en la que, a pesar de todos sus
esfuerzos por llenarse a sí mismo, termina aislado, incapaz de reconocer el
valor en los demás y en el propósito divino para su vida.
Mis amados
hermanos la palabra es clara debemos evitar no solo tener estás actitudes sino
apartarnos de este tipo de personas que realizan estás cosas según
2 Timoteo
3:2-5, (amadores de sí mismos, avaros, jactanciosos, soberbios,
blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, irreverentes, sin amor,
implacables, calumniadores, desenfrenados, salvajes, aborrecedores de lo bueno,
traidores, impetuosos, envanecidos, amadores de los placeres en vez de amadores
de Dios; teniendo apariencia de piedad) y que incluso hoy en este mundo les
llaman héroes.
Firmes soldados
de Cristo
2Timoteo
3:14 Tú, sin embargo, persiste en las cosas que has aprendido y de las
cuales te convenciste, sabiendo de quiénes las has aprendido;
2Timoteo
3:15 y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te
pueden dar la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo
Jesús.
2Timoteo
3:16 Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para
reprender, para corregir, para instruir en justicia,
2Timoteo
3:17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena
obra.
Con guardar tu palabra.
Salmo 119:10 Con todo mi corazón te he buscado;
No me dejes desviarme de tus mandamientos.
Salmo 119:11 En mi corazón he guardado tus dichos,
Para no pecar contra ti.
Salmo 119:12 Bendito tú, oh Jehová;
Enséñame tus estatutos.
Salmo 119:13 Con mis labios he contado
Todos los juicios de tu boca.
Salmo 119:14 Me he gozado en el camino de tus testimonios
Más que de toda riqueza.
Salmo 119:15 En tus mandamientos meditaré;
Consideraré tus caminos.
Salmo 119:16 Me regocijaré en tus estatutos;
No me olvidaré de tus palabras.
Firmes y Adelante